Recomendaciones para nuestras mascotas frente a la contaminación sonora

Las mascotas, los miembros multiespecie de nuestras familias, son parte de nuestras vidas y merecen nuestro cuidado y protección en todas las situaciones. Una de las ocasiones en las que debemos prestar especial atención es durante las celebraciones que involucran gran contaminación sonora, como las diversas fiestas tradicionales o festividades especiales de la temporada estival.
Como bien sabemos, los animales, especialmente los perros y los gatos, tienen una audición más sensible que la nuestra, lo que significa que son capaces de detectar sonidos de alta frecuencia y menor intensidad que nosotros no podemos escuchar. Los fuertes estallidos y chasquidos pueden generarles un miedo intenso e incluso provocarles ansiedad y estrés al no entender la fuente del sonido (estado de alerta), o pérdida de audición por una exposición constante y en casos extremos, hasta llegar al daño cerebral. Esto puede manifestarse a través de comportamientos indeseables como temblores, jadeos excesivos, necesidad de esconderse, intentos de escapar o incluso agresividad.
Es nuestra responsabilidad, como seres pensantes, protegerlos y minimizar su malestar durante estas situaciones, en lo posible. Existen diversas medidas que podemos tener en cuenta para lograrlo:
-Crear un ambiente seguro y tranquilo dentro de casa, cerrando puertas y ventanas para reducir el ruido exterior.
-Utilizar música suave o ruido blanco para enmascarar los sonidos fuertes.
-Brindarles compañía y seguridad. Estar presentes para calmarlos y tranquilizarlos, proporcionándoles afecto y atención durante una crisis.
-Si tienes perros, es recomendable sacarlos a pasear en un "horario de pausa" de los eventos.
-En algunos casos, el uso de productos naturales o medicamentos recetados por veterinarios pueden ser recomendables para controlar determinados brotes ansiosos.
Es fundamental tomar medidas para reducir la exposición de nuestras mascotas al ruido y brindarles un ambiente tranquilo y seguro en el que puedan vivir plenos, felices y saludables. Con precaución y cuidado, podemos minimizar los estragos que pueden experimentar durante dichas celebraciones.
Recordemos que ellos confían en nosotros para mantenerlos seguros, y es nuestro deber asegurarnos de que se sientan protegidos en todo momento.